Negacionismo

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Pablo Arredondo Ramírez


Entre ciertos economistas es popular un adagio que establece que “si el modelo desarrollado no corresponde a la realidad, entonces la realidad seguramente está equivocada”. Tal actitud bien puede ser calificada como una modalidad de lo que se conoce como “negacionismo”.


La incapacidad de aceptar la existencia de hechos evidentes, sólidamente comprobados, ya sea de manera empírica o histórica, está asociada al negacionismo. Sucesos históricos como el desconocimiento del exterminio de judíos y de otras minorías llevado a cabo por los nazis son expresiones palpables de las posturas negacionistas entre ciertos sectores.  Se trata de una actitud que a partir de prejuicios y de posturas políticas, ideológicas y religiosas, se empeñan en desconocer o distorsionar la realidad.


Los negacionistas suelen abrazar teorías conspirativas que explican de manera facilona fenómenos sociales o naturales. En tiempos recientes los negacionistas se han asociado a versiones descabelladas a las que se aferran para esparcir y popularizar; “el cambio climático es un cuento”, “las vacunas contra tal o cual virus no sirven”, “la igualdad de razas es falsa”, “hombres y mujeres son intrínsicamente diferentes”, “la migración amenaza el bienestar de los países ricos”, etcétera. El negacionismo en estos días también se ha convertidos en un insumo para la desinformación y las noticias falsas.


Las versiones de los negacionistas son variadas, van desde las más ligeras hasta las más intransigentes.  Desde cierto tipo de escepticismo hasta la rotunda y absoluta negación de los hechos.

 

En nuestro país, el negacionismo se ha instalado con fuerza en la llamada oposición política. Los partidos y las fuerzas sociales opuestas al régimen que gobierna se han empeñado en enarbolar la bandera del NO ante cualquiera de las iniciativas o propuestas de quienes detentan la mayoría. Nada es negociable, nada es reconocible y por lo tanto nada es aceptable (para muestra el botón de la reforma Judicial). Y mientras el cambio parece avanzar y ocupar espacios, la oposición se conforma con utilizar todo el aparato corporativo de comunicación a su servicio para proclamar: “no, no, no…todos los empeños de la transformación son una falacia”. 


La oposición ha perdido capacidad de respuesta más allá de la negación. Sin propuestas interesantes o novedosas que poner en la mesa del debate público, se conforman con la descalificación o con la publicación intensa de bulos y noticias cuestionables. La oposición está desperdiciando su oportunidad de ser una oposición atractiva para la mayoría. La actitud negacionista los consume. De mantener tal postura, no sería extraño que un día de estos (con ayuda de Brozo y de Loret de Mola) busquen convencernos de que la tierra es plana. Ya veremos.


negacionismo en estos días también se ha convertidos en un insumo para la desinformación y las noticias falsas.


Las versiones de los negacionistas son variadas, van desde las más ligeras hasta las más intransigentes.  Desde cierto tipo de escepticismo hasta la rotunda y absoluta negación de los hechos. 


En nuestro país, el negacionismo se ha instalado con fuerza en la llamada oposición política. Los partidos y las fuerzas sociales opuestas al régimen que gobierna se han empeñado en enarbolar la bandera del NO ante cualquiera de las iniciativas o propuestas de quienes detentan la mayoría. Nada es negociable, nada es reconocible y por lo tanto nada es aceptable (para muestra el botón de la reforma Judicial). Y mientras el cambio parece avanzar y ocupar espacios, la oposición se conforma con utilizar todo el aparato corporativo de comunicación a su servicio para proclamar: “no, no, no…todos los empeños de la transformación son una falacia”. 


La oposición ha perdido capacidad de respuesta más allá de la negación. Sin propuestas interesantes o novedosas que poner en la mesa del debate público, se conforman con la descalificación o con la publicación intensa de bulos y noticias cuestionables. La oposición está desperdiciando su oportunidad de ser una oposición atractiva para la mayoría. La actitud negacionista los consume. De mantener tal postura, no sería extraño que un día de estos (con ayuda de Brozo y de Loret de Mola) busquen convencernos de que la tierra es plana. Ya veremos.